Se trata de la solución que deberá aplicarse cuando el mantenimiento predictivo y el preventivo no hayan funcionado bien o no hayan sido capaces de evitar el fallo. Se da en las clásicas situaciones en las que falla un equipo o sistema (por ejemplo por una avería en el hardware) y lo que se pretende es conseguir que vuelva a estar operativo y en condiciones óptimas. Conllevará operaciones de reparación o de sustitución, en función de las necesidades de cada caso. Una de las consideraciones a hacer respecto a este tipo de mantenimiento es que no sólo será importante resolver el fallo, sino que deberá determinarse cuál ha sido la causa del mismo, con el fin de encontrar las posibles repercusiones que hayan podido afectar a otras partes del sistema y/o evitar que éste o errores similares se repitan en el futuro.